'CREAR EN FEMENINO, 18 MUJERES QUE ESCRIBEN EN MIAMI'
Por Luis de la Paz, El Nuevo Herald
Jueves, junio 8 de 2017

Siempre es osado preparar un libro a partir de una premisa específica. El mayor riesgo en estos menesteres es la selección misma. Pienso en estas posibles dificultades al leer Crear en femenino (Editorial Silueta, 2017), una colección de poemas y relatos de dieciocho autoras de Miami, publicada con la participación del Centro Cultural Español de Cooperación Iberoamericana de Miami. No se indica a cargo de quién corre la selección, solo se apunta que el libro estuvo "al cuidado" del escritor Rodolfo Martínez Sotomayor.

Crear en femenino se puede interpretar como un significativo muestrario de las voces de mujeres escritoras, sin que llegue a resultar antológico. Algunas de las autoras tienen una trayectoria notable, con libros de peso y galardones recibidos en concursos internacionales, como Lilliam Moro, Elizabeth Mirabal y Legna Rodríguez Iglesias, por solo mencionar tres. Sin embargo, puestas en conjunto, no se logra tejer un libro armónico, tal vez porque lo que unifica la edición es un frágil criterio: el género. De cualquier manera, el propósito no parece ser antologar, sino mostrar.

Uno de los mayores aciertos del libro es que se puede considerar como dos compactos volúmenes en un solo cuerpo, al establecer dos secciones, una con relatos y la otra con poemas. Abre con los cuentos, y con el que quizás sea el mejor texto de todo el libro, Alzheimer, de la escritora cubana Elvira de las Casas. Un relato sobrecogedor por la esencia misma de la historia que presenta, y la elegancia narrativa, marcando a través de oraciones cortas y economía de recursos, el drama.

Los relatos El verdadero Rusian Blue de María Cristina Fernández y Al amanecer de Eva M. Vergara, los dos más largos del libro, tienen puntos de contacto en cuanto a la estructura narrativa. En ambos se tejen varios eventos a la vez, lo que opone cierta resistencia a la fluidez que piden las historias. El de Fernández se dispersa. El de Vergara sale más airoso al estar dividido en seis secciones, facilitando un buen y oportuno cierre.

La autora nicaragüense María Augusta Montealegre participa con Doña Marina, cuatro minificciones, que pasan alegres por el libro. Por su parte, la escritora y ensayista Elizabeth Mirabal aporta un cuento corto, Ser Bonnie Parker, donde hay un juego temporal con los célebres prófugos y en particular con énfasis en el verso: "el precio del pecado es siempre la muerte", de un poema de Bonnie, y las andanzas fugitivas de los maleantes enamorados. Un cuento logrado con un final sorpresivo.

La segunda parte de Crear en femenino es la poesía, con 13 autoras. La inicia Carmen Karin Aldrey, con un poema muy descriptivo. Rubí Arana destaca por Salmos, mientras María Eugenia Caseiro aporta dos textos.

De muy buenos se pueden calificar los cuatro poemas breves de Ena Columbié, en particular Desamparo. Por su parte Yosie Crespo refuerza la sección de poesía con Mujer que se va. Susana Della Latta impulsa un grupo de poemas marcados por un coloquialismo con sonoridad y efecto. Hay que añadir a Ximena Gómez, con dos poemas y los aportes de Lourdes Vázquez.

Los textos de Lleny Díaz, Lizette Espinosa, María Elena Hernández y Legna Rodríguez Iglesias, tienen una marca generacional, que apela a una expresión poética común. Desde luego, no tiene nada que ver con el contenido, ni la forma, sino con el propio aliento de los poemas. De ellas Rodríguez Iglesias, rompe con fuerza el molde expresivo, consiguiendo en algunos momentos curiosos resultados, aunque en otros parece recurrir a un continuismo efectista de su propia voz poética.

Un aparte merecen los poemas de Lilliam Moro, recién ganadora del Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador, en España, con el poemario Contracorriente. Sus poemas Ana Magdalena Bach, en homenaje a la soprano y esposa de Bach y Piedras en los bolsillos de Virginia Woolf, complementan la energía interna del libro.

Crear en femenino presenta a un grupo de mujeres de distintas nacionalidades y generaciones que escriben en Miami. Se resiente la ausencia de Mireya Robles, Rita Geada, Amelia del Castillo, Daína Chaviano y Janisset Rivero, por citar algunas de las voces más significativas de Miami. Pero esta selección tiene, al parecer, sus razones y sus raíces, y con ellas avanza.

 
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