Durante muchos años no he estado asignado a ninguna parroquia, pero siempre he servido a los que me han necesitado; yo prefiero la catedral que está en cada hombre.

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El comunismo tiene una gran experiencia de lucha internacional pero la Iglesia no tiene esa habilidad. Cada país ha combatido al comunismo como ha podido, pero sin una organización internacional unida y bien estructurada.

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Nuestra alma es eterna. Habita en un cuerpo que algún día terminará, hasta el momento de la resurrección, pero el alma no termina y su destino es ir con Dios. La meta de la vida, por tanto, es encontrar el camino que nos lleva a Él.

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