Noche de la presentación del libro Doce mensajes a Hércules
 
Miami, agosto 24 de 2012

Palabras de Luis de la Paz

DOCE MENSAJES A HÉRCULES

Hormiguero del campo, "pueblo polvoriento donde el tiempo parecía transcurrir más despacio que en el resto del mundo", enclavado en las faldas de la cordillera del Escambray, en Cuba, es el marco de Doce mensajes a Hércules (Editorial Silueta, 2012), primera novela de la escritora cubana Elvira de las Casas. Aunque el título parece remitirnos al Hércules de la mitología griega, obligado a realizar doce trabajos de leyenda, en realidad lo que vincula al viril hijo de Zeus con el campesino caribeño, serían los retos iguales en número.

Que yo conozca no hay en la literatura cubana del exilio una novela que se desarrolle teniendo como escenario los sucesos del Escambray. En otros géneros sí, cuento y testimonio, pero una novela, creo que sólo Elvira de las Casas ha acometido tal empresa. Sin embargo, Doce mensajes a Hércules no es propiamente un libro sobre el Escambray, sino que cada uno de los vecinos de este pueblo ficticio, pero perfectamente localizable en la geografía cubana, teje con sus vivencias, los eventos que tuvieron lugar en su comunidad durante la década del sesenta, en el período de la llamada Limpia del Escambray.

Elvira de las Casas nos entrega una novela perfectamente estructurada, cuidada hasta en los detalles que parecen menos relevantes. El lector siente el diario vivir de los habitantes de la comarca. Gente próspera y trabajadora, que ha logrado abrirse paso con su propio esfuerzo. No hay terratenientes, ni explotadores. Cada uno de sus habitantes ha contribuido a levantar un pueblo (su pueblo) que, a punto de cumplir cien años de existencia, tiene una historia que contar, que Elvira, con imaginación, una prosa fluida -costumbrista, elegante y sazonada con mucho humor-, nos entrega.

Su apego a la historia radica en que con la llegada del castrismo al poder y la instauración de un régimen socialista en Cuba, se altera el orden social, lo que provoca descontento en la población, falta de libertad y acoso de las autoridades, por lo que muchos van a parar a prisión, al exilio, o marchan a las montañas del Escambray para combatir al gobierno autoritario.

En medio de la cotidianidad de Hormiguero del Campo, estaban quienes ayudaban a los alzados con comidas y con avisos (mensajes) que los alertaban sobre las acciones del ejército y la milicia. De esa manera van llegando los mensajes al escurridizo Hércules. Pero, ¿quién es su contacto?, ¿quiénes ayudan a los alzados?, ¿qué hacen para poner en ridículo al oficial alemán enviado expresamente al pueblo a detener a los colaboradores? Esa es parte de la trama de esta novela de aventura, con matices detectivescos.

A medida que el lector penetra en estas páginas, no sólo va descubriendo las situaciones de cada familia, también siente cómo se fragmenta y empobrece la comunidad con el cierre de comercios y las carestías que a modo de agenda política va implantando el nuevo régimen. Cómo las relaciones se hacen prudentes por temor a la delación. Cómo la familia se desmiembra. Cada uno de los doce capítulos de este sobrecogedor libro termina con el testimonio de alguien que, desde el exilio, recuerda su pasado en Hormiguero del Campo.

Elvira de las Casas nos brinda una novela muy cinematográfica, humana y conmovedora.

[La Revista del Diario, jueves, 30 de agosto de 2012]

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