HABLAR DE GUILLERMO ROSALES: IMPRESCINDIBLE Y NECESARIO
Por Vitalina Alfonso, La Letra del Escriba
2014

Desde la publicación de Sobre los pasos del cronista (El quehacer intelectual de Guillermo Cabrera Infante en Cuba hasta 1965), Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco se revelaron como unos investigadores dignos de atención y encomio. Y es que este binomio rastrea hasta la saciedad el devenir vivencial y literario de quienes eligen como objeto de investigación, simultaneando técnicas periodísticas -la entrevista y la imagen gráfica, entre otras- con la lectura acuciosa de cuanta bibliografía exista en torno al tema que han elegido. Una vez que han recopilado toda la información a su alcance, elaboran un discurso ensayístico en el que se fusionan sus juicios valorativos, tanto históricos como literarios, con un recuento cronológico en el que las voces autorales se acercan más a las de un narrador omnisciente, típico de una novela realista, que a la de un crítico distanciado. A la atracción de tal discurso se suma la elección temática, si tomamos en cuenta que hasta el momento se han adentrado en figuras y períodos de la cultura cubana que han sido, en el mejor de los casos, abordados desde visiones críticas mediatizadas y parciales. Romper el silencio y rescatar zonas de la memoria de la cultura cubana son, sin duda, los móviles fundamentales que han animado a Elizabeth y a Carlos. Hablar de Guillermo Rosales, volumen publicado el pasado año por la Editorial Silueta, de Miami, da fe de ello, y se suma a este empeño sostenido de ambos investigadores.

Dicho volumen constituye el acercamiento más lúcido y completo que se ha escrito hasta el presente acerca de Guillermo Rosales, un narrador cubano excepcional con una gran parte de las circunstancias de su vida confabuladas para que aún resulte prácticamente desconocido: se marchó de Cuba en 1979 habiendo solo publicado artículos periodísticos y un fragmento de novela inédita en La Gaceta de Cuba,1 diez años antes de partir; su única novela publicada en Miami apenas tuvo difusión allá y menos aún aquí, ni siquiera por haber sido premiada en un certamen de envergadura literaria,2 y muere, con apenas 47 años, dejando una escasa obra inédita, pues por sus padecimientos siquiátricos destruyó la mayor parte de lo que escribió. Pese a este sino trágico que lo acompañó, la obra publicada luego de su fallecimiento (cuentos dispersos y la novela que fuera finalista del Premio Casa de las Américas), así como la revalorización de su novela Boarding Home por la crítica especializada, son suficientes en sí para enfatizar la trascendencia literaria de este autor. En pos de demostrar tal trascendencia se lanzaron Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco hace más de diez años, como lo atestiguan las fechas de las entrevistas que realizaron y que integran la segunda parte del volumen. A lo largo de las tres secciones iniciales de la primera -como también, parcialmente en la número V- se describe cronológicamente la trayectoria periodística del autor (en la revista Mella y con posterioridad en otras publicaciones de sectores industriales) y se valora su singular perspectiva escritural, a pesar de la aridez temática de las crónicas y trabajos divulgativos que le tocó asumir. En las secciones IV, V, VI y VII los investigadores narran, analizan y entrelazan con amenidad y precisión a un tiempo, las lecturas que nutrieron a Rosales, cómo vertió estas -en estrecha conjunción con su convulsa existencia, tanto en Cuba como en Miami- en las novelas El juego de la viola y Boarding Home, así como en sus cuentos agrupados bajo el título de "El alambique mágico", algunos de los cuales fueron publicados en vida del autor y otros incluidos, con posterioridad, en antologías y revistas.

En la sección VIII, Mirabal y Velazco diseccionan acuciosamente la novela Boarding Home y la sitúan donde se merece, dentro del corpus literario cubano. Paralelamente, intentan desbrozar el camino -infranqueable por las fusiones-, de su autobiografía y de la historia recreada, pues con frecuencia la escasa crítica sobre Rosales ha manejado esta relación de una manera simplista. De tal suerte afirman:

Apenas leído por algunos y admirado por muchos, Guillermo Rosales forma parte de lo que podríamos llamar "un canon alternativo de la literatura cubana". Siguiendo esta línea de pensamiento, Boarding Home tendría que figurar por derecho propio en la lista de lecturas obligatorias que suelen organizarse desde la Academia.
[…]
Saber que Guillermo Rosales pasó varios años de su vida en uno de estos refugios, siembra la duda en torno a la categoría ficcional de esta obra. La frontera entre la densidad de una fabulación y la de un testimonio, se revela cada vez más inquietante. Y la obra de Rosales gana en impacto ante la constancia de que este es un autor que escribe con sus miasmas.3

Como un juego de espejos, o una visión-otra, los lectores deben asumir la segunda parte de Hablar de Guillermo Rosales. Y es que las siete entrevistas incluidas, fuentes esenciales de las que bebieron los autores para estructurar los recuentos de la primera parte, iluminan y reflejan aristas de muchos de los aspectos biográficos ya abordados en la primera parte, pero ahora desde la visión subjetiva de cada uno de los entrevistados. Este proceso amplifica, matiza y complementa la imagen de ese hombre atormentado y genial quien, como un equilibrista, mantuvo a todos los que lo rodearon en perpetua zozobra. Su salto fue mortal, pero el legado de su intrepidez literaria es innegable. Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco nos incitan, con inteligencia y objetividad, a conocer su obra, a hacerla nuestra y universal.

2014

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1 Apareció con el título de Sábado de Gloria, Domingo de Resurrección, con el cual había competido en el Premio Casa de las Américas 1969 y fue publicada póstumamente, en 1994, con el título de El juego de la viola.
2 Me refiero a Boarding Home, publicada por Ediciones Salvat, en 1987, año que obtuvo uno de los premios del concurso Letras de Oro, auspiciado por la Universidad de Miami y el Programa Filantrópico de la American Express Company, y con un ilustre jurado: Octavio Paz. En 2003 la Editorial española Siruela publicaría la novela con el título de La casa de los náufragos; en 2004, se publicó en francés con el título de Mon ange y en 2010 apareció la edición traducida al inglés con el título de The Halfway House. Un pequeño fragmento de esta, bajo el título de "El refugio" fue publicado en La Gaceta de Cuba (julio-agosto de 1998, pp.33-35), en el dossier titulado "Erotismo y humor en la novela cubana de la diáspora", preparado por Ambrosio Fornet.
3 Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco: Hablar de Guillermo Rosales. Editorial Silueta, Miami, 2013, p.65.

 
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