'RENÉ JORDÁN, CRÍTICO CUENTISTA Y CUENTISTA CRÍTICO'
Martes, 11 de agosto de 2015, El Nuevo Herald
Por Olga Connor

Todavía me parece estarlo viendo en el Ritz-Carlton de Nueva York, frente al Parque Central, tomándose una copa de champán conmigo y recordando tiempos antiguos. Fue el privilegio de mi vida, conocer y hablar con René Jordán todas las semanas prácticamente, desde el año 1988 hasta el 2000, en que edité sus críticas de cine para la sección Viernes del Nuevo Herald. Sería una maravilla que se recopilaran en varios volúmenes, como pensó e hizo Carlos Velazco al leer sus cuentos perdidos en revistas cubanas y nunca publicados, que él había recopilado antes bajo el título La angustia del sábado.

Jordán, fallecido en el 2013, me hablaba como si estuviera escribiendo críticas, y escribía críticas de cine como si fueran cuentos, y escribió cuentos como críticas de la sociedad en que vivía. Pero todo era literario y cinematográfico. Vivía como si estuviera dentro de un filme (no le gustaba el vocablo película), con esa dosis de ironía tan necesaria para la narrativa, el teatro y el guión de cine.

Qué maravilla de hombre y de figura. Recuerdo que el cineasta y poeta Enrique Pineda Barnet me decía que de muy joven él se paraba en una calle debajo de su balcón para verlo de lejos en La Habana, por lo hermoso y elegante que era. Otros lo veían por las calles de Manhattan donde vivía, y lo saludaban, por ejemplo, el pintor Enrique Cubillas. Él no se daba cuenta de tal admiración. Siempre se burlaba de todos con una risa muy suya. Era un pinareño (de Pinar del Río, al occidente de Cuba) gentil y distinguido, y muy esnob.

En tiempos del Festival Internacional de Cine de Miami me comentaba angustiosamente: "No sé, pero no me ha llegado esa cinta que me iba a enviar Nat [Nat Chediak, fundador y director de ese festival boutique que honró a Miami]". Porque eran 28 películas y nosotros le publicábamos a René las 28 críticas. No era solo un crítico, era un fanático. Venía todos los años a Miami por esa época y era una delicia encontrarse con él.

Quien le dio la oportunidad de escribir desde Nueva York fue su amigo desde que estaban en Cuba Rafael Casalins, quien lo trajo como colaborador del periódico, al comenzar El Miami Herald en el año 1977, anterior al Nuevo Herald. Yo nunca había leído sus cuentos de La angustia del sábado, que son una delicia, y los acaba de publicar la Editorial Silueta, compilados y con una introducción por Velazco.

En la sección de literatura que dirige Ena Columbié, en el Centro Cultural Español de Miami, Velazco y Rodolfo Martínez Sotomayor, director de Silueta, manifestaron sus razones para publicar los cuentos. Esto se puede ver también en una entrevista documentada por Ernesto G. (iSawFinger Productions) en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=VzQFYAcs0qI.


Borrado de la memoria

El entrevistador le pregunta por qué un cubano nacido en los años 1980 se interesaba en la narrativa de René Jordán, de los 50. Velazco le respondió: "Inicialmente, fue producto de una investigación de los años 60, y me encontré en la revista Ciclón el cuento Más barato por pareja [de Jordán] y no pude abandonarlo, tenía suficiente fuerza narrativa para incitarme a buscar todo lo que pudiera de ese autor, que todavía vivía, y era crítico de cine, pero lo habían borrado de la memoria, él mismo había borrado que había hecho literatura narrativa. En la revista Escandalar [de Octavio Armand] se publicó un escrito suyo: Un rescate de La Habana por 40 pesos, donde dijo que había hecho su literatura en broma".

Velazco siguió buscando en Lunes de Revolución, Revista Carteles y Bohemia, y en el año 2010 encontró con mucho sigilo, porque esas revistas estaban muy guardadas, en una Carteles antigua un cuento que lo impulsó a hablar en una reunión de la Asociación Alejo Carpentier en 2011, con un trabajo titulado: ¿Alguien quiere angustiarse por René Jordán?, refiriéndose a la tarea de tratar de encontrar todos sus cuentos. Jordán lo leyó, y le mandó una carta mecanografiada, en que le rebatía alguna de sus opiniones, aunque elogiaba otras en este artículo de Velazco. Esa carta le hizo entonces quizás desistir del proyecto de publicar sus cuentos (pienso que a René no le gustaría que lo publicaran en Cuba, era un anticastrista vertical).

Pero Velazco sintió más tarde que lo más justo era facilitarle la lectura de los cuentos de Jordán a otras personas, porque lo considera una de las principales figuras de la Generación del 50, junto a Guillermo Cabrera Infante y Alejo Carpentier.

"El hace ver una angustia muy personal, y tiene algunos de los mejores cuentos jamás escritos por algún cubano". La angustia del sábado ganó mención honorífica en el primer concurso literario de Casa de las Américas, explicó Velazco, y fue una injusticia que su versión íntegra no se publicara en 1960 -aun con la validación de Virgilio Piñera, Lino Novás Calvo, Miguel Ángel Asturias y Antonio Ortega-, por el hecho de que su autor se exiliara de su país, comentó. Otra injusticia fue el olvido al que lo relegaron los especialistas en literatura cubana radicados en todas las geografías, dijo.

Martínez Sotomayor sentenció: "La angustia del sábado ha vencido el tiempo y la censura, y lo hará con ese sistema donde intentaron borrarlo de la historia literaria de su país".

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