|
'LA CANTANTE SE
VA DE GIRA'
Por Luis de la Paz, Diario
las Américas
Jueves, diciembre 16 de 2010
El
hombre lleva siglos explorando los misterios, uno de los más
emblemáticos está relacionado con la creación artística
en todas sus vertientes. En particular la literatura, donde lo enigmático
alcanza dimensiones insospechadas, tiene en la poesía la más
oscura de las incógnitas posibles. Un poeta hace resplandecer
las más extrañas claves de su mente, poblando su texto
de señales que han de retumbar en el lector, para atraparlo,
para hacerlo partícipe (hasta cierto punto cómplice) de
sus desencuentros. La poesía no es comunicación directa,
como lo puede ser un relato, la poesía está cubierta de
negruras que han de redimirse en cada verso, en cada estrofa. Así,
como una lucha difícil, pero de resultados sorprendentes, es
como percibo la poesía del escritor cubano Rolando Jorge.
En La cantante se va de gira (Editorial Silueta, 2010), que agrupa
ocho libros distintos, escritos a lo largo de varios años (entre
1994 y el 2009), el autor doblega a la poesía más convencional,
incluso desafía con autoridad a los más herméticos
autores. Algunos versos son sencillamente impenetrables: "Duerme
caballo enjabonado dentro de unos panecillos", imagen que para
mí va más allá del surrealismo, sobrepasando incluso
el dadaísmo. En esos versos tal vez no se encuentre "razón",
pero sí, en su compacta esencia se selle una extraña sensación
de curiosidad expresiva. Jorge también ha dotado su libro de
estructuras muy exigentes (en algunos casos no es posible "entender"
por qué va una mayúscula después de una coma, creando
una ruptura, una pausa, quizás aparente, que puede desorientar;
o el porqué cambia la tipografía en ciertos poemas), pero
esos detalles no afectan los atributos de los versos.
Rolando Jorge es un escritor culto, y en su libro se hacen sentir esas
lecturas asimiladas. En general su poesía es turbadora y subyugante;
provocadora: "Haré un verso sobre absolutamente nada./ Sobre
estaciones, café, pan tintineante/ y en un color terriblemente
industrial/ po-e umm * @ ) ha=! . sía- ' &".
Los poemas vibran en frecuencias muy particulares, emotivas. Uno de
los más conmovedores textos es Otredades donde expresa: "Sentado
a tu lado madre/ reparo las naves de mi partir,/ reparo los malhechores
del camino.// Pienso en ti cuando era feliz y completo,/ viejo tremor
de claro de bosque,/ virado paisaje interior". Estos versos son
cristalinos, y pertenecen a uno de los libros más recientes del
volumen En el poema Cálculo dice: "Mi hermano viejo, mi
mano vieja,/ mi pelo cano/ (no sé qué tengo, soy viejo)./
Enriquezco páginas con el deseo/ de escribir./ Colgué
lo que sentí/ en antiguas escalas./ Viví lo que escribí,
en un puente/ con agua chica y garganta./ Mi garganta bebe tristeza./
Mi cabeza bebe/ y no refresca./ Una edad más decente prueba que
existo./ Es difícil reír y explicar/ lo que me alegra
completamente./ He de escribir de mí/ y de mi pariente que dice/
Vale la pena haber nacido./ Yo ni siquiera soy un poeta viejo".
La esencia de la poesía tiene que ver con la habilidad de elevarse
y alimentar al lector con destellos emocionales. Esos atributos están
en los poemas de Rolando Jorge.
|
|