Noche de la presentación del libro Rondas y presagios
 
Miami, febrero 8 de 2013

Palabras introductorias dichas por Rodolfo Martínez Sotomayor

Reinaldo García Ramos, el azar y las jerarquías

Esa noche en que vi a Reinaldo García Ramos atravesar la puerta de la librería Agartha Secret, de Coral Gables, lo acompañaba un séquito de reconocidos poetas. Yo lo esperaba con su libro recién comprado: En la llanura, pero tuve cierto pudor en acercarme a pedirle una dedicatoria. Recientemente, un amigo me comentaba una tesis personal, que tal vez podría descifrar las claves de aquel pudor. Este amigo cree que existe una jerarquía invisible alcanzada por ciertos escritores, cuando los avala una obra notable, fruto de muchos años de trabajo. Una jerarquía que merece respeto, que los distingue de aquellos que están dando los primeros pasos en el mundo de las letras. Reinaldo García Ramos tiene esa jerarquía. El pudor, según mi amigo, era darse cuenta de esa realidad.

Volviendo al primer encuentro con Reinaldo, fue Carlos Victoria quien se acercó y me dijo: ¿Quieres que te presente a Rey?, y así lo hizo. Rey abrió con parsimonia la primera página de aquel poemario y escribió sin prisa, después de mi nombre: "Con la alegría de haberlo conocido y un saludo y mucha suerte." Uno no podía imaginar entonces que aquel vaticinio de la suerte, haría confluir a Reinaldo en el camino. Como diría el biólogo francés Jacques Monod, "los hechos de nuestra vida son una combinación del azar y la necesidad". Y ese azar haría que fuera él precisamente quien presentara el primer poemario de la Editorial Silueta, cinco años después. También el tiempo y ese azar nos harían ser cercanos testigos de los últimos días de vida de aquel amigo común que nos presentó, Carlos Victoria. También estábamos Eva y yo junto a Reinaldo aquella tarde, como solitarios testigos de esa sensación de ausencia en casa de Carlos, el mismo día de su muerte. Momento que describe Reinaldo en su poema Las llamas de un relato. Es impresionante la capacidad de eternizar el desasosiego, los objetos y el vacío, con contadas palabras. Rey hace revivir la intensidad de ese instante cuando escribe: "Reina ahora el silencio,/ pero hay algo en la quietud de los papeles, una luz polvorienta, un súbito destello/ que salva los instantes y los sella: bajo este mismo techo se encontraron/ el pavor y el coraje; en esa ventana el cauteloso explorador/ quemó sus naves, levantó sus murallas; en ese asiento defendió sus reinos.

Pero volviendo a Reinaldo y la tesis de la jerarquía, la puedo entender porque no son muchos los escritores que han formado parte de dos movimientos literarios con una impronta en la literatura cubana, dentro y fuera de la isla. Reinaldo fue fundador de la generación El Puente, con sólo 18 años, y a su vez, ya en el exilio, junto a Reinaldo Arenas y Juan Abreu, formó parte de la directiva de la mítica revista Mariel. Reinaldo ha sabido mantener su dignidad literaria, su limpieza poética, por darle un nombre, en cualquier medio contaminado por la ideología excluyente. Rondas y presagios, avalan esta verdad de principio a fin.
En su proyecto unipersonal, la revista digital de poesía Decir del agua, titánica labor que realizó durante 6 años, pudo mantener sin decirlo, ese mismo postulado plasmado en el primer número de Mariel que decía: "Rechazamos cualquier teoría política o literaria que pueda coartar la libre experimentación, el desenfado, la crítica y la imaginación, requisitos fundamentales para toda obra de arte". Las únicas armas de Reinaldo habitan entre los versos, en la combinación acertada de los sonidos, en las agradables resonancias.

Y para concluir, he de hablar de ese otro Rey, el de amistades literarias perdurables, el que, como el lema de la revista literaria digital Conexos, no establece fronteras generacionales ni geográficas. Por ese mutuo respeto, lo leen por igual los jóvenes y los de su edad. Es por eso que como un puente, con ojos certeros en la necesaria continuidad de la buena poesía, Reinaldo García Ramos aceptó con agrado que hoy Juan Carlos Valls fuera el presentador de su antología poética Rondas y presagios.

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