'VEINTIÚN CUENTOS CONCISOS', SABIDURÍA DESTILADA
Por Daniel Fernández, El Nuevo Herald
Domingo, 29 de marzo de 2009

En medio del diluvio de literatura barata que padecemos, la aparición del libro Veintiún cuentos concisos (Silueta, Miami 2009), de Juan Cueto-Roig, es como un milagro. De entrada, no sólo son cuentos ''concisos'', sintéticos, compactos, sino que cada uno tiene su propia personalidad y resonancia. Lo único que los ata es su autor y su brevedad; pero hay aquí desde el chiste hasta la anécdota probablemente real, desde la posible recreación autobiográfica y terrible hasta la parodia del estilo alambicado y críptico de algunos escritores.

Sin duda, hay para todos los gustos en este ramillete de mínimas obras maestras. Cueto ha alcanzado la madurez y la seguridad que le permite no sólo jugar con el lenguaje, sino con las formas. Cada una de estas síntesis tiene su propio ritmo, su propio rostro y es eso lo que hace la lectura de esta colección una experiencia tan deleitable. Cada cuento es como una sorpresa que ni siquiera el título nos da pista de por qué sendero humano o literario vamos a adentrarnos.
Y hay más, la experiencia (que no es equivalente a los años vividos) y la reflexión sobre lo experimentado son sin duda elementos imprescindibles en la buena literatura, y Cueto-Roig es alguien que ha experimentado y reflexionado mucho, por eso estas rutilantes gemas son como las tinturas de los antiguos alquimistas, que atrapaban la esencia y potencia de docenas de plantas en perfumados alcoholes. De igual manera, estos textos rezuman un caudal de sabiduría cuidadosa y lentamente destilada.

Algunos, como El río, son en realidad novelas. Cueto le gana la partida a Heinrich Mann y su Novela de tres minutos, que dura unas cuatro páginas. El río, por su alcance, su anécdota, su tiempo, es una novela -desgarradora- de una página. ¿Y es que acaso recordamos mucho más de una novela de 300 o 500? Cueto, en su laboratorio literario, resume y concentra lo que pudo haber sido una larga historia -con su exposición, nudo y desenlace-, y nos la brinda pulida como un diamante en una sola página, también dura como el diamante, inolvidable.
Asimismo, la síntesis extrema deja fuera el comentario, la reflexión, eso queda para el lector, y aunque hay imágenes muy hermosas en algunos de los cuentos, hay también historias terribles enmarcadas en los horrores que ha vivido el país natal de Cueto, Cuba, antes y después del gobierno actual. En ese sentido Mira la hora que es y Vida y milagros de un automóvil son más impactantes que largas y minuciosas narraciones, precisamente porque la brevedad no da tiempo ni a respirar.

Textos como éstos deberían ser lectura obligada en las escuelas; de la primaria a la Universidad, en todos los países de habla castellana, y en especial, en Miami, donde vivimos rodeados de redundancias y disparates.

Por eso decía que es un milagro la publicación de un libro como éste, tan ejemplar. Lamentablemente, como ha sido escrito por un cubano exiliado de Miami, quizás no tenga la repercusión que merece. No me gustan las comparaciones, pero ésta es una obra que debe figurar junto a las de los maestros de lo breve, especialmente Borges, a quien Cueto rinde callado homenaje al usar algunas de sus frases como exordios.

dfernandez@herald.com

'Veintiún cuentos concisos', de Juan Cueto-Roig se presenta el 3 de abril a las 8 p.m. en el Centro Cultural Español, 800 S. Douglas Rd., Suite # 170., Coral Gables. Información: (305) 448-9677.

 
silueta@editorialsilueta.com
Copyright © Editorial Silueta