|
|||||||||||||
'CUERPOS AL BORDE DE UNA ISLA' Tal vez porque han transcurrido tres décadas desde el éxodo del Mariel, aquel estremecedor evento cuyo origen fue el asilo de 10,800 personas en la Embajada del Perú en La Habana, es que se hayan acumulado ya tantos testimonios sobre esos sucesos: La embajada del Perú: un salto a la libertad (1984), de Sergio Galán Pino; Al borde de la cerca (1987), de Nicolás Abreu Felippe; La odisea del Mariel (1995) de Mari Lauret; Mañana, memoria de un éxodo cubano (2006), de Mirta Ojito y Los días de la embajada (2007) de Alejandrín del Vale, entre otros, a los que hay que añadir Cuerpos al borde de una isla (Editorial Silueta, 2010) del escritor cubano Reinaldo García Ramos. García Ramos con este testimonio novelado ofrece una sobrecogedora e impactante crónica de sus experiencias desde que se enteró que miles se estaban asilando en la embajada, hasta que logra salir de la isla. En casi cuarenta capítulos, el autor describe con un lenguaje preciso y sobre todo con asombrosa calma lo que muy probablemente fue unos de los momentos más dramáticos y angustioso en su vida; por eso no deja de sorprender el control que ejerce sobre sus emociones. Sin embargo ese distanciamiento (intencional o no), en ningún momento disminuye la fuerza del relato. Mientras García Ramos, autor y personaje central del libro, narra los pasos que va realizando cada día, se teje una historia impactante y sobrecogedora, donde el lector se identifica con los kafkianos escenarios por los que ha de transitar a lo largo de dos meses hasta abandonar la isla. Muchos de los mejores momentos de Cuerpos al borde de una isla, están en las agudas valoraciones que hace a lo largo del testimonio. Reflexiones que ponen en contexto el marco político y social que propició el éxodo y los mecanismos tanto oficiales de intimidación, como de la gente, que se dejó arrastrar a actos violentos contra los que querían abandonar la isla. En el capítulo Un repudio casi trivial, se hace una brillante exposición del comportamiento humano, que explica la reacción de algunos ante los llamados actos de repudio. En otro momento crucial en el libro, tras el encuentro con su amigo Andrés, que había estado refugiado en la embajada se lee: "Nada resultó a la larga más decisivo para lo que hice después que haber visto y tocado aquel pasaporte. Sostenerlo en mis manos, olerlo, fue una revelación: en ese instante comprobé de manera irrevocable que tenía que actuar, que no iba a obtener la salida del país si me quedaba con los brazos cruzados". Este
libro es uno de los mejores textos que he leído sobre el éxodo
del Mariel. García Ramos capta la atmósfera asfixiante
de una época y la desesperanza de un pueblo. Se dice que recordar
es volver a vivir, pero se podría reformular la frase como recordar
es volver a sufrir. |
|||||||||||||
|
|||||||||||||
silueta@editorialsilueta.com |
Copyright © Editorial
Silueta
|