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'DOCE MENSAJES A HÉRCULES' Me leí de un tirón la más reciente entrega de la Editorial Silueta, una novela titulada "Doce mensajes a Hércules" de la escritora cubana Elvira de las Casas. En su lectura me parecía que alguna vez estuve en Hormiguero del Campo, que me atendió del sarampión el Dr. Mendoza o me curó el mal de ojo la Sra. Leonor, esposa del funerario. Del mismo modo, sentí el deseo de pelear a las órdenes del comandante Cabargas y me he sentido orgulloso de la gente que dibuja con trazo firme la autora. Al terminar de leer el libro y escribir estas líneas me ha costado cumplir con el precepto, en la niñez aprendido, de que no deben llorar los hombres. Elvira de las Casas nos regala una novela llena de vida y nos acerca a un doloroso pasado, aún reciente, que la historia oficial ha falsificado sin el menor pudor. Esta novela nos cuenta la resistencia de un pueblo a ese proyecto de envilecimiento colectivo que conocemos como Revolución cubana. Uno de los valores de este relato radica en la verosimilitud de su épica, en el parto de unos personajes que nos contagian su ética y sus valores desde lo cotidiano de sus vidas, sin aspaviento literario, ni panfleto alguno. En la novela "Doce mensajes a Hércules" se reivindica a las víctimas del Escambray, aquellos hombres y mujeres que se rebelaron al castro comunismo asumiendo la lucha armada con el apoyo de sus familiares y amigos. Un esfuerzo bélico que fue derrotado en una lucha desigual, donde no hubo escrúpulos en los métodos empleados por los vencedores, ni piedad con los vencidos. Es esta, sin lugar a dudas, una de las páginas más oscuras y dramáticas de nuestra historia, una etapa que quizás por su cercanía no había trascendido a nuestra literatura con el peso debido. Esta reivindicación literaria de los héroes poco conocidos y en gran medida anónimos del Escambray consuma los esfuerzos de tantísimos cubanos que han atesorado durante décadas los testimonios de su lucha con la esperanza, a veces incierta, de que un día serán escuchados. Más allá de la justicia que se pueda conseguir en los tribunales de una Cuba democrática existe la necesidad imperiosa de poner las cosas en su sitio: los hombres y mujeres que se alzaron contra la tiranía en el Escambray y otras regiones del país no eran bandidos. Lucharon, la mayoría de ellos, por un ideal de justicia y unos valores que aún permanecen secuestrados por los que gobiernan en Cuba. Más temprano que tarde esta novela se leerá libremente en nuestra Patria. Como arte verdadero contribuirá al mejoramiento humano. "La verdad nos hará libres" dice el Evangelio y también la bondad y la belleza, todo eso transmite la novela titulada "Doce mensajes a Hércules". |
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