TRES PIEZAS
Por
Luis de la Paz, La
Revista del Diario
Jueves, 26 de agosto de 2010
Entre
los temas recurrentes en la literatura del escritor cubano José
Abreu Felippe (La Habana, 1947) está la familia. El autor ha
estructurado casi toda su obra, tanto en poesía, narrativa o
teatro, teniendo como soporte a los seres queridos; y por añadidura,
otras dos vertientes (muy relacionadas) que tienen que ver con el equilibrio
y la armonía: el amor y la libertad.
Tres piezas (Editorial Silueta, 2010), abre con Orestes,
una obra corta y en un acto, donde Abreu Felippe, alimentándose
del mito clásico de Orestes, (en que el hijo de Agamenón
y Clitemnestra, evitó la muerte gracias a su hermana Electra,
que lo sacó del país cuando lo querían asesinar),
teje un armónico y alegórico texto sobre la libertad y
la necesidad de escapar de un cerco donde no hay esperanzas.
Esta pieza fue escrita en La Habana, en enero de 1975, en medio de una
de las más crudas etapas en la isla, donde la desesperación
y el desaliento marcaban la cotidianidad. Uno de los diálogos
resulta esclarecedor en cuanto a la intención del autor: ELECTRA:
¿Qué sentido tiene permanecer aquí? Huyamos, no
lo aplacemos más. Sigamos el curso del río esta misma
noche. Pensemos que aún existen sitios tranquilos donde hay hombres
que viven, que viven sencillamente. ORESTES: ¿Viven? ELECTRA:
Sí, viven. ORESTES: Pero allí, seremos extraños,
forasteros, extranjeros... ELECTRA: No hay tierra extraña, sino
hombres extraños.
Si Orestes puede mirarse como un anticipo de lo que significa
el exilio, Abreu Felippe lo esclarece en la siguiente pieza Rehenes,
un texto fechado y ambientado en Miami en el 2001, donde el choque generacional
y cultural rige la narración. Estructurada al estilo del antiguo
teatro griego (estrofa, antistrofa y epodo), Rehenes es una obra moderna,
descarnada, donde la libertad vuelve a estar en cuestionamiento, pero
desde la perspectiva de los sutiles mecanismos que proporciona la tecnología
para el control de las personas. Pero la pieza va mucho más allá,
al presentar cómo los hábitos y costumbres cambian en
la familia, sobre todo en los hijos, producto de la inmigración
y el exilio, y donde desgraciadamente mucho de ellos se ven forzados
a formar parte de las estadísticas.
La última obra de Tres piezas tiene un muy sonoro título
Provisional, desechable y biodegradable, un texto fresco en su
estructura, que no da tregua, en el que la soledad del individuo (otro
de los temas recurrentes en la literatura de Abreu Felippe), se hace
sentir. Fechada en el 2009, los personajes (seres paródicos de
Juana la Loca y Felipe el Hermoso) viven su cotidianidad en un ambiente
hostil, en el que la insatisfacción y la soledad marcan el rumbo
de la vida.
Tres reveladoras piezas sobre el desarraigo y el amor, y contra la deshumanización
de la sociedad. Un llamado, un alerta, sobre todo lo que se corrompe
a nuestro lado, y un recordatorio de que cada día, el individuo
está más solo. Ojalá estas obras puedan verse pronto
sobre un escenario.
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